viernes, 29 de julio de 2011

Revista Sinécdoque Nº1 | "El cuerpo de las palabras" (Escribe Emilia Cortina)

Lenguaje/Language/Linguagem

EL CUERPO DE LAS PALABRAS
Escribe Emilia Cortina

“Le langage est une peau: je frotte mon langage contre l’autre. C’est comme si j’avais des mots en guise de doigts, ou des doigts au bout de mes mots. Mon langage tremble de désir.”

“A linguagem é uma pele: esfrego minha linguagem no outro. É como se eu tivesse palavras em vez de dedos, ou dedos na ponta das palavras. Minha linguagem treme de desejo.”

“Language is a skin: I rub my language against the other. It is as if I had words instead of fingers, or fingers at the tip of my words.
My language trembles with desire.”

“El lenguaje es una piel: yo froto mi lenguaje contra el otro. Es como si tuviera palabras a guisa de dedos, o dedos en la punta de mis palabras. Mi lenguaje tiembla de deseo.”

Roland Barthes, “Fragmentos de un discurso amoroso”

Las palabras tienen algo mágico, dibujan y atraviesan los objetos, los crean al darles nombre. Nombrar y crear; es que en algún punto, las cosas existen por el sólo hecho de que podamos darles nombre, y si es así, es la lengua la que traza las fronteras de nuestro mundo, es la que dibuja el límite dentro del cual se desenvuelve nuestra experiencia. Nombrar, crear, limitar.
A veces, aprendiendo una lengua extranjera, tenemos la posibilidad de atisbar esto por un momento; encontramos que de golpe una palabra ajena, foránea; perfila, inventa, en un mismo movimiento, una sensación, un elemento que hasta ese momento nunca habíamos podido poner en palabras. O al contrario, encontramos que aquello que buscamos capturar con el lenguaje ha quedado por fuera de las fronteras de ese nuevo idioma. ¿De qué manera nos limita y qué puertas abre el internarse en los caminos de una nueva lengua?
Nos inscribimos en un curso de idiomas, imaginando vagamente que allí adquiriremos una destreza instrumental, como quien aprende a sumar o a separar en sílabas, que nos apropiaremos de una herramienta como cualquier otra. Nuestra, nuestra, a nuestro servicio. No entendemos, no alcanzamos a imaginar el poder de las palabras, es que, quizás, es imposible servirse de ellas, nos trascienden, nos atraviesan, nos impregnan de otros mundos y otras tierras y otros ruidos y otras percepciones y otros, otros, otros. ¿Las palabras son nuestras?
Las palabras dibujan, localizan, demarcan, delimitan al mundo, pero lo hacen desde una perspectiva, desde una mirada que es local, que es de alguien, de un tiempo, un espacio, cierta gente. Y esa zona, sus climas, sus colores, sus sabores, su paisaje, su música penetran, se infiltran profundamente y de distintas maneras en los sonidos, la cadencia de un idioma. Cada lengua con su ritmo; el portugués, por ejemplo y sus vocales y vocales y ese shhhh, ese chhhh, como de lluvia (olha como a chuva cai e molha a folha aquí na telha, faz um som assim, assim1), con su nasalidad africana (feijão, melão, pinhão, mamão2), con sus s y z vibrantes, sus erres roncas (como a aranha arranha a rã?3).
Pero las palabras no son solamente sonidos, también hay escritura, intrincados dibujos en el papel, jeroglíficos con una lógica que aprendemos a descifrar y así leemos, descubrimos lo palpable y lo impalpable en esos signos a primera vista tan bobos. Y es que en el fondo, lo que hay en el aprendizaje de una lengua es siempre eso: pasar de escuchar un concierto de ruidos, o ver dibujos enmarañados que miramos como quien mira un paisaje o, mejor, un raro insecto, a encontrar sentidos. Aprender un idioma es aprender a desenredar sentidos engarzados en esos dibujos y sonidos, a interpretar esas palabras que le dan sentido a un mundo que nos da sentido.
Pero el sentido emerge desde alguna parte. Una tierra, una cultura que habla y es hablada con palabras. Unas palabras que hablan a través del tamiz de una cultura y una tierra.
A saudade brasileira, por ejemplo, es según un diccionario español-portugués, nostalgia o añoranza, lembrança nostálgica e, ao mesmo tempo, suave, de pessoas ou coisas distantes ou extintas4. Pero no, nuestra nostalgia tiene gusto a tango o a tarde de lluvia, nuestra nostalgia es triste y de bandoneón, la saudade brasileira es otra cosa. O samba é pai do prazer, o samba é filho da dor5, a saudade se canta, pero con alegría y en esa transformación del dolor en placer (o grande poder transformador6), a saudade definitivamente no es nostalgia, sino alguna otra cosa que no hay cómo circunscribir en castellano. Las palabras y sus límites.
El inglés, por su parte sufre (o goza) de una fijación por las onomatopeyas, las palabras imitan constantemente sonidos del mundo real y concreto. The phone rings, the cars crash, a knock at the door, a slap in the face, to boo, to crack, to clap, to spank, to bang, to splash, to squeezze, to cough7 (en el fondo es tan common sense, so English8). Por detrás de esto, una forma (otra) de relacionarse con las cosas y en el mundo. Porque cough (caf- caf) y tos, aunque en principio hagan referencia a la misma cosa, no son exactamente lo mismo (¿habrá alguna diferencia entre las toses europeas y las nuestras?).
Pero creo que es en el terreno de las expresiones idiomáticas donde más se hacen presentes estas diferencias culturales, climáticas y hasta alimentarias. Si algo no nos interesa, en inglés diremos ‘it’s not my cup of tea’9. Um brasileiro10, en cambio, afirmará ‘não é minha praia’11. El portugués se tiñe de monos, ananás, bananas, mar y playas. Se fala então12 de embananar13; cada macaco no seu galho14; descascar o abacaxi15; boca de siri16; filho de peixe, peixinho é17. Inglaterra y su cambiante clima, de lluvia y de niebla generan resonancias muy distintas: rain or shine18, to rain cats and dogs19, as right as rain20, the foggiest idea21, to be in a fog22, it never rains but it pours,23 to rain on someone’s parade24, to take a rain check25, to save something for a rainy day26 or to feel under the weather27.
La esfera de los sentimientos es especialmente interesante. Una canción de amor, traducida de un idioma a otro, ya no es la misma. Y es que las palabras, al hablar de los sentimientos, se ven contaminadas, como nunca, por imágenes, aromas, experiencias, recuerdos, deseos y suenan especialmente íntimas. Las que nos llegan desde otras tierras traen nuevos ecos, no nos relacionamos con ellas de la misma manera que con su equivalente en castellano, profundamente imbricado en nuestra historia personal. Así ocurre que, a veces, las frases de amor en otro idioma parecen más reales o distantes del lugar común, quizás al ser menos familiares, más lejanas. O puede que sea una cuestión fonética, sonora; la forma atraviesa siempre al contenido.
Las palabras y los sentimientos se entremezclan, se confunden (¿hasta dónde un sentimiento es tal antes de ser modelado en el discurso?) y este proceso no deja, no puede dejar de lado una dimensión corporal, orgánica. Entretanto, el lenguaje, como mediador en nuestro contacto con el mundo y con los otros, nos recubre, es una piel, y tiene como ella, implicaciones mucho más íntimas. No olvidemos que el contacto piel a piel, aunque en principio superficial, tiene efectos en lo más profundo de nuestro ser. Las palabras, el cuerpo, las emociones en el fondo no son algo tan distinto.
Aprender un idioma tiene algo de viaje, y es que se hace necesario, imprescindible, empezar a mirar el mundo desde otro lugar, poner en juego nuestra subjetividad, nuestra percepción. Para hacer propio lo ajeno, a veces no hay más opción que convertirse en Otro. Disfrazarse por un momento de argentino, de English, brasileiro, aprender a vincularnos con el mundo como si lo fuésemos, es vivir de viaje, entre dos mundos (o tres, o cuatro). Con años de estudio, de a poco, tomamos conciencia de que el intento de apropiarse de un idioma nunca es completo, se vive ensayando. Tratar de captar los sonidos y un determinado ritmo al hablar, adueñarse de nuevos sentidos, de palabras que nacieron para dar cuenta de ciertos objetos en ciertos espacios, que no son nuestros, dejarlos enraizar a fuerza de leer, de escribir. Extrañarnos frente a la distancia (¿as safe as houses28? ¿as pretty as a picture29?). Y sentir, en carne propia, que, cuando se trata de distintos idiomas, aún hablar de lo mismo usando equivalencias técnicamente aceptadas por el diccionario, nunca es igual.

Notas
1 “Mira como cae la lluvia y moja la hoja aquí en la teja, hace un  sonido así, así.” Fragmento de la canción Chuva no brejo (que podría traducirse como Lluvia en el pantano o en la plantación de arroz), compuesta por Morães Moreira.
2 En el orden en que aparecen, las palabras significan: poroto, melón, piñón, melón. El sonido ão, que todas estas palabras contienen, es nasal en portugués.
3 “¿Cómo araña la araña a la rana?”. Fragmento de un trabalenguas brasileño.
4 “Recuerdo nostálgico y, al mismo tiempo, suave de personas o cosas distantes o extintas” Fragmento de la definición de Saudade que proporciona el Nuevo Diccionario Electrónico Aurélio Versión 5.0 (2004)
5 “El samba es padre del placer, el samba es hijo del dolor”. Fragmento de la canción Desde que o samba é samba, compuesta por Caetano Veloso.  
6 “El gran poder transformador”. Fragmento de la canción Desde que o samba é samba, compuesta por Caetano Veloso.  
7 En el orden en que aparecen, las palabras significan: el teléfono suena; los autos chocan;  un golpe en la puerta; una bofetada en el rostro;  abuchear; agrietar/cascar; aplaudir; palmear (en las nalgas); golpear (especialmente puertas, dar portazos); salpicar o chapotear; exprimir; toser. 
8 “Tan de sentido común, tan inglés.”
9 “No es mi taza de té”
10 “Un brasileño”
11 “No es mi playa.”
12 “Se habla entonces de…”
13 “Confundir”
14 Literalmente, “Cada mono a su rama”. Este proverbio da a entender que cada persona debe ocuparse de sus propios asuntos (y no de los de los demás).
15 “Pelar el ananá”.  Resolver un problema muy serio o complejo.
16 “Boca de cangrejo”. Mantener la boca cerrada.
17 “El hijo del pez es un pececito”. Proverbio, da cuenta de que los hijos suelen parecerse a sus padres.
18 “Llueva o haya sol”. La expresión se usa para indicar que, no importa qué suceda, cierta acción se llevará de todos modos a cabo.
19 “Llueven perros y gatos”. Empleada para hacer referencia a una fuerte lluvia.
20 “Tan bueno/bien como la lluvia”. Estar  perfectamente bien o como nuevo.
21 “(Ni) una idea neblinosa”. Empleada para expresar que no se tiene ni la más mínima idea sobre determinado asunto.
22 “Estar en la niebla”. Estar confundido o distraído, sin prestar atención a lo que ocurre alrededor.
23 “Cuando llueve, diluvia”. El proverbio da a entender que las desgracias nunca llegan solas.
24 “Llover en el desfile (de una persona)”. Arruinar una ilusión, fantasía o momento largamente esperado.
25 “Conservar un ticket en caso de que algo sea pospuesto por lluvias”. La expresión se emplea al rechazar un ofrecimiento, para indicar que se lo quiere dejar para una ocasión mejor.
26 “Guardar alguna cosa para un día lluvioso”.  El significado es equivalente a la expresión anterior.
27 “Sentirse por debajo del clima”. Estar enfermo.
28 “Tan seguro como las casas.” Muy seguro, cuidadosamente protegido.
29 “Tan bonito como una pintura”. Muy bonito.









jueves, 28 de julio de 2011

Invitación | Cartas de Lectores y respuestas a artículos de Revista Sinécdoque #01

INVITACIÓN AL ENVÍO DE CARTAS DE LECTORES Y RESPUESTAS A ARTÍCULOS DE REVISTA SINÉCDOQUE #01.


            Una de las ideas sobre las que giraba el número 1 de la Revista Sinécdoque era la de sumergirse en debates abiertos -o colaborar para su apertura- desde lo académico y lo ficcional. Una de las opciones para fomentar que la Revista no termine sólo en la tinta y el papel impreso, en el tiempo-lectura que insume a quienes la leyeron, es invitar a les que leen a que escriban. Retomar una -algo abandonada- tradición de polémica epistolar que vendría a robustecer los debates de los que queremos participar.
            Desde ya, la respuesta a un artículo publicado en el primer número nuestra Revista (que se puede consultar en versión digital en este link: http://cor.to/sinecdoque1PDF ) puede asumir múltiples géneros pero decidimos ofrecer dos opciones para ello:

1. Responder a un artículo mediante una carta de lectores o una polémica en función del artículo de manera breve. Para ellas, las normas de presentación son similares a las consignadas para los artículos ( http://cor.to/manualdeestilo ) pero la extensión, en primer término, está restringida a 2 páginas.
2. Responder a un artículo de la Revista, con otro artículo académico o ensayo. En ese caso las normas de presentación son exactamente las mismas a las consignadas para los artículos ( http://cor.to/manualdeestilo ) que establecimos en la convocatoria vigente para el número 2 ( http://cor.to/convocatoriaN2 ).

En ambos casos, para considerarlas de cara al número 2 de la revista les solicitamos que envíen las mismas hasta el 11 de agosto de 2011, inclusive, fecha vigente para la convocatoria. En caso de que lleguen con posterioridad a esa fecha quedarán en consideración para ulteriores ediciones de la Revista.

Saludos,

lunes, 25 de julio de 2011

Revista Sinécdoque Nº1 | "El gaitero de Paternal" (Escribe Santiago Mazzuchini)

EL GAITERO
DE PATERNAL
Escribe Santiago Mazzuchini

Le voy a contar oficial, al gaitero lo conocí en la pensión. Era un lugar piola, lleno de minas solteronas. Uno de esos caserones con el techo alto y hecho mierda por la humedad. Apenas uno entraba, caminaba por un pasillito y se metía en un patio enorme, casi tan grande como el Fantástico bailable. Las piezas eran chicas, pero estaban bien, total yo sólo estaba de paso. Me quedaba a unas quince cuadras de la casa de ella. Lo de Norma ya era definitivo, sabía que no iba a volver conmigo, pero por lo menos iba a  tenerla cerca. Ya estaba enterado de que andaba con otro. Quería verle la cara a ese hijo de puta, agarrarlo con las manos en la masa antes de juntar plata para irme del barrio.

Cuando lo vi al gaitero me sorprendió, esperaba a uno de esos aputazados que usa pollera y esas cosas, pero no, era un hippie nomás. Más joven que yo, usaba un jean gastado, una camisa de gitano (tenía un armario lleno de esas) y alpargatas azules. Yo había pedido que me hicieran una cama en la pieza de él, así que fuimos compañeros de habitación. La primera noche, ni ruido hacía, el flaco era como un fiambre. Si le preguntaba algo me contestaba con un sí o un no. No sabía si era así en serio o tenía cola de paja el tipo, igual era raro, nadie me conocía y no se podía enterar qué andaba buscándolo a él. A medida que pasaron los días, a veces teníamos alguna conversación sobre si estaba caluroso o hacía frío y todas esas boludeces que las personas hablan cuando no saben bien qué carajo decir. Cuando nos íbamos a dormir yo me quedaba mirándolo en la oscuridad, me sorprendía que casi siempre tenía los ojos abiertos, como mirando el techo. No sé si ese hombre alguna vez pegó un ojo. Día por medio, me levantaba a la mañana y lo veía sentado limpiando la gaita mientras se tomaba un mate cocido y comía un pedazo de pan. Parecía una figurita repetida, la posición siempre igual, como un soldado paranoico de guardia, y me miraba con esos ojos que tenían derrames por todos lados. El dueño de la pensión me contó que cuando todos nos íbamos con el diario bajo el brazo a buscar una changa, aprovechaba para tocar, porque a la noche a todos les rompía un poco las pelotas el ruido. “¿De qué vive el gaitero?”, le preguntaba a los muchachos de la pensión. “De las namis vive”, me respondían como fascinados, y yo pensaba en Norma de toque.

Salía a recorrer la capital para buscar laburo pero no me podía concentrar, caminaba y caminaba pensando en dónde estaba ella. La cosa es que al tipo se lo respetaba, y a mi me ponía loco no saber qué carajo podía tener ese hombre flacucho que andaba con un tufo a chivo insoportable y los pelos revueltos como si fuera un pajero. Siempre que volvía, ahí estaba, sentado en el patio hablando con el dueño de la pensión, con el instrumento ese encima y un sanguchito. Los domingos, entre birra y birra y al ritmo de unas cumbias se armaban altos bailes. A veces, cuando la cosa venía medio muerta, el dueño de la pensión le pedía al gaitero que tocara, porque ahí se venían todas las mujeres de Paternal. Había que renovar el plantel de minitas vio. ¡La cosa es que se cortaba la calle! Así se armaba el carnaval, al ritmo de las melodías locas del quía. Bueno, no sé si usted conoce el barrio oficial, pero eran unas fiestas conocidas por todos los vecinos. Cuando lo vi tocar por primera vez, ahí me di cuenta porqué se lo respetaba. Agarraba la gaita y apenas tocaba unas notas las minas se le iban al humo, parecía que estaban poseídas con el ritmo del gallego ese. A mi se me aceleraba el bombo y la rabia me carcomía el estómago. Pero como le decía, venían las minitas de todo el barrio a bailotear con él, hasta algunas se fueron a vivir a la pensión sólo para tenerlo al tipo más cerca. Cada tanto aparecía algún cornudo llorando por su ex mujer en la puerta de la pensión y lo teníamos que cagar un poco a trompadas. No le voy a negar que me sentía un poquito identificado con los tipos esos, pero que che le va cher, yo hacía la mía. Muchas de las loquitas se la pasaban en la pieza y de vez en cuando me movía alguna. El gaitero me estaba facilitando las cosas. Él se hacía respetar, pero me había sacado a la Norma, la más linda de todas. Lo que a mí me había costaba un perú, al tipo ni lo movía. Una vez hablamos del tema con los muchachos de la pensión. Les costaba largar cosas sobre el gaitero. Cuando hablaban de él se fijaban que no anduviera por el lugar escuchando. Pero ese día les tiré la lengua. “Para mí es la gaita” me dijo uno, “es como la historia del flautista de Hamelin, pero en vez de ratas con minitas”. A mi me pareció una pelotudez, la mala merca le estaba pegando duro a los muchachos. Después tuve que arrepentirme por pensar eso.   

Estuve unos días más déle a soportar los gritos, la gaita y la concha de la lora, hasta tenía que quedarme afuera de la pieza por sus orgías. Ya no me calentaban esas putas, la seguía extrañando. Ese día, el 30 de Abril, cumplíamos 15 años de casados. Así que me fui a la casa cebado. Llamé a la puerta con tanta fuerza que casi se la tiro abajo, pero la muy puta no estaba o no me había querido atender. Ya venía cansado de que no me hablara, de no saber en qué andaba, si seguía con él o capaz la tenía secuestrada, ya había empezado a maquinarme. Cuando me estaba yendo, empecé a sentir la melodía del gaitero en la cabeza. El corazón me empezó a latir como un bombo de nuevo, como ese día de la fiesta, y me fui corriendo hasta la pensión. Cuando llegué al patio, la música del gaitero ya no me retumbaba. Me acerqué hasta la puerta de la pieza, de ahí salía un olor a perfume muy fuerte, como el que usaba Norma. La luz estaba prendida y por la cortina vi la silueta de una mujer. Metí el ojo por la cerradura, él estaba sentado en la cama con sus patas flacas colgando, las movía como si fuera el Topo Gigio. Ella estaba arriba, le podía ver esa espalda hermosa que tenía tapando el cuerpito de mierda del gaitero, que se movía como un comuñe. Ella empezó a gritar como loca, lo cabalgaba con violencia, como en nuestros mejores momentos. La luz del velador le daba a la pieza un ambiente de telo y hacía brillar el colgante que le regalé para nuestro aniversario. Yo acariciaba el fierro que tenía metido en el lompa, con ganas de usarlo de una vez. En eso estaba cuando de golpe clavó su mirada justo donde estaba yo, tenía los ojos negros como una aceituna, casi no se le veía el blanco de los ojos. Ella se fue moviendo cada vez más lento, hasta que paró y miró para la puerta. Me estaba haciendo la escenita, sabía que yo estaba ahí espiando. Imagínese cómo estaba yo oficial, me da vergüenza decirle pero me puse a llorar un toque. Tenía una calentura que ni le cuento. Abrí la puerta de una patada. Norma pegó un salto de una cama a la otra y el gaitero se quedó clavado en el colchón. La miré y tenía los ojos negros. “Hijo de puta, la drogaste” le grité. Pero cuando me quise dar cuenta, ya tenía la gaita entre sus manos. Puso la boquilla en sus labios y empezó a tocar. Otra vez la melodía retumbándome, el corazón se me iba por la boca. Y en eso aparecieron las minitas de la pensión. Hasta la que limpiaba estaba, con un secador en la mano para rompérmelo en la cabeza. El gallego tocaba cada vez más rápido y en un pedo tenía como a diez putarracas en ronda, se movían rápido, meta a empujar y pegarme con todo lo que tenían a mano. Me miraban con esos ojos negros, parecía una película de terror. Yo no lo podía creer, un hippie pelotudo y un grupo de mujeres me estaban haciendo quedar como un gil. En la cama la veía a Norma sentada, sin hacer nada, como si estuviera en otra parte.  Saqué el fierro de mi bolsillo y le apunté directo al gaitero y ahí no me acuerdo más nada. Yo sé que no me va a creer oficial, pero le juro que yo le apunté a él. Cuando desperté al lado de Norma, las palpitaciones empezaron de nuevo. Enseguida supe que ella había dejado de respirar. 


domingo, 17 de julio de 2011

|| Revista Sinécdoque || Nº1 Completo, para leer en línea ||



SNÉDQE
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|| Revista Sinécdoque || Autores e Ilustradores del Nº1 ||

AUTORES

Sergio Alvez: (1979, Posadas, Misiones) El periodismo le salvó la vida a los veintipico (cualquier otro trabajo lo hubiese matado antes de tiempo), y hoy le sigue dando de comer. Pero escribe desde mucho antes, quizás desde los quince, época dorada donde no se había presentado la contaminante ambición de publicar, anhelo perverso que aún hoy lo atormenta. Supo plagiar sin éxito a numerosos autores consagrados, y ahora de a poco se anima a escribir sin el influjo de la imitación conciente.

Juan Martín Bregazzi: (1985, Ciudad de Buenos Aires) Estudiante de Ciencias de la Comunicación, UBA. A pesar de que el tiempo avanza con rapidez, las palabras que él escribe buscan detenerlo, o, al menos, suspenderlo por un rato. Desde hace muchos años mantiene una amistad con los monstruos de los destinos y los placeres (im)posibles. Estos monstruos aparecen con la escritura; son lo utópico, lo quimérico. Quieren ser. Intentan desprenderse de su prisión literaria y caer en la realidad. No siempre lo consiguen. Pero, a pesar de su deformidad inmaterial, allí están y revelan el lugar de las fantasías compartidas.

Verónica Cohen: (1986, Ciudad de Buenos Aires) Ignatia Amara.

Sofía Conti: (1986, General Lamadrid, Buenos Aires) Estudiante de Ciencias de la Comunicación. Un día se encontró con eso de la escritura y no pudo dejar de decir sobre lugares y cosas que le quedan un poco raros. Oscila entre la preganancia al pueblo y un sentimiento cosmopolita, entre las calles de tierra y la intermitencia de la capital.

Emilia Cortina: (1987, Ciudad de Buenos Aires) Estudiante de Ciencias de la Comunicación,  UBA. Dicen que en una de esas termina el año que viene. Fanática de los idiomas, íntima del Longman Dictionary of Contemporary English, lee cuanto y cuando puede, escribe cada tanto y, si está inspirada, agarra las lapiceras que se le caen al piso con los dedos de los pies.

Juan Di Loreto: (1979, Tres Arroyos, Buenos Aires)

Bárbara Duhau: (1989, Ciudad de Buenos Aires) Cuando vaya a París va a llevar flores a la tumba de Cortázar. No sabe jugar al truco ni al ajedrez. Se deslumbra con los detalles. Afirma que la vida sin gatos no es vida.

Gabriela Iriarte: (1990, Resistencia, Chaco) Socialismo o Barbarie

Nicolás Israel: (1987, Mar del Plata, Buenos Aires) Nocturno viajero incansable, caminador empedernido, académico y anti académico. A veces letras, a veces imagen, a veces panza arriba. Sol ombligo libre feliz feliz.

Juan Laxagueborde: (1984, Ciudad de Buenos Aires) Está terminando la carrera de sociología. Pertenece al espacio Cinco Mohos.

Sofía Luppino: (1986, Tres Arroyos, Buenos Aires) Feminista declarada o algo por el estilo. Cuerpo cyborg amante de las palabras esdrújulas y los gerundios

Santiago Mazzuchini: (1984, Villa Lugano, Ciudad de Buenos Aires) Estudiante de la Carrera de Ciencias de la Comunicación, escritor y guitarrero en sus tiempos libres. Le gusta moverse entre la academia, la militancia y la escritura de ficción. Investiga sobre temas relacionados con la cultura, la violencia y la política. Dicen que es un escritor “fumado” y realista, lo que le parece una verdadera contradicción.

Laura Milano: (1984) En estos momentos recorre Europa.

María Eva Mira: (1986, Ciudad de Buenos Aires) Estudia Ciencias de la Comunicación en la UBA desde hace demasiado tiempo. No es peronista a pesar de su nombre, aunque el fenómeno la tiene fascinada. Desde que leyó Rayuela, necesita imperiosamente ir a Paris. Acomoda los zapatos antes de irse a dormir. Es de Boca. Riquelmista, sin concesiones.

Julián Mónaco: (1987, Ciudad de Buenos Aires) Se jacta de haber enemistado a los perros y los gatos. Su abuelo inventó los puntos suspensivos.

Pino Oroz: (1989, Bragado, Buenos Aires) Socialismo o Barbarie

Clara Paoletta: (1984, Mercedes, Provincia de Buenos Aires) Está dando los últimos pasos en la carrera de Comunicación, para así dejar de correr y empezar a explorar. Entiende al conocimiento como una mezcla masoquista entre placer y deseo, que nos transforma. Cree que al género(ssss) hay que leerlo de manera oblicua, voyante y mutante con el fin de desnaturalizar las construcciones genéricas en búsquda de nuevas expresiones liberadoras.

Alejandro Pisera: (1985, Ciudad de Buenos Aires) No importa quién  habla, dijo.

Federico Poore: (1985, Ciudad de Buenos Aires). Ex cronista político de Página/12. Actualmente colabora en diversos medios gráficos y escribe la tesina de #fsoc. Zizekista, fan del cine de David Lynch y militante por la abolición del campo VIP en recitales. Desde 2005 mantiene el blog Son tiempos difíciles para los soñadores (http://tiemposdificiles.com.ar)

Reina Rosko: (1982, Ciudad de Buenos Aires) Le han pedido que escriba unas palabras sobre sí misma. Debe confesar que le resulta sumamente complicado, quizás, hasta aburrido. Prefiere que la conozcan por lo que escribe, por lo que hace, que es su forma de conexión. Sostiene que esa es, sin duda, su mejor biografía.

Alfredo Viñas: (1984, San Isidro, Buenos Aires) Actualmente reside en Adrogué, en la zona sur de Buenos Aires. Publicó en diciembre de  2009 su primera obra poética Cementerio y ciudad, que ya cuenta con su segunda edición. Además forma parte de la revista Aquialla, dedicada a la poesía, el ensayo y narrativa breve.

ILUSTRADORES

Genghis: (1985, Flores, Ciudad de Buenos Aires) Varón antipatricarcal. Neocookista. Gramsciano. Hincha de Ferro. Escucha AM. Sostiene que dibujar es escribir con imágenes y que todo dibujo es político.

Pepe Lumpen: (1985, Resistencia, Chaco) Alérgico al psicoanálisis y a los picaportes. Figura en el Veraz.

Erica Oshiro: (1985, Ciudad de Buenos Aires) Proyecto de arquitecta. Toca el violín, habla japonés y sabe hacer dorayakis con miel.

Max Pérez Fallik: (1986, Ciudad de Buenos Aires) Descripción fragmentaria: dícese de un continuum espacio-temporal, no determinístico, pero sin dudas simpático. Polirrubro simbólico. Invoca irresistibles impulsos indefectiblemente idiotas. Lo seducen los prefijos, lo cautivan los postres. Antes tenía barba.

Jerónimo Tuñón: (1978, Ciudad de Buenos Aires) Tatuador. Padre de Juan Cruz, según él, lo mejor que hizo en su vida.

eme-dé: (1988, Tres Arroyos, Provincia de Bs. As.) Puto, trava, torta, trans. Forma colores en blanco y negro. Es el ilutrador de la portada de nuestro primer numero.

lunes, 11 de julio de 2011

|| Revista Sinécdoque || Convocatoria: artículos y ensayos para el Nro. 2

Revista Sinécdoque, convoca a formar parte de su número 2. 

Este nuevo proyecto editorial, que sacó su primer número en julio de este año, surge de la necesidad de un grupo de estudiantes de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de generar un espacio propicio para la enunciación, el debate y el intercambio de ideas y reflexiones acerca ese “campo” en el que participamos. Desde ya, y porque entendemos que la transdisciplinariedad nos permite miradas y perspectivas más ricas y complejas, invitamos a superar los limites institucionales que separan nuestras carreras y facultades.

Si te interesa participar en la SEGUNDA entrega de esta revista, podes hacerlo enviando tu articulo o ensayos a revistasinecdoque@gmail.com


También recibimos reseñas, cuentos o poemas en la misma dirección. 

En este link se pueden consultar 
las condiciones para la presentación de los artículos y ensayos.

Fecha límite de entrega: 11 de agosto (inclusive)
Fecha estimada de salida del segundo número: Octubre 2011 

Aclaración para aquellxs que quieran publicar: la revista cuenta con el registro de ISSN correspondiente. 

))) El primer número ya estan en la calle,
podes adquirirla escribiendo a revistasinecdoque@gmail.com (((


Desde ya, agradecemos la difusión de este mail.
No duden en escribirnos ante cualquier duda o consulta.
Y esperamos sus artículos... gracias! 

|| Revista Sinécdoque || Condiciones para la presentación de artículos y ensayos

Condiciones para la presentación de artículos para Revista Sinécdoque.


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Apellido del autor o autora, año de publicación: página.

(Aimar, 2005:137).
Al final del artículo deberán incluirse las referencias bibliográficas listadas por orden alfabético. Sólo se debe incorporar en la bibliografía a los autores efectivamente citados en el artículo.

a) Libros
Apellido del autor, coma, inicial/es del nombre, punto, fecha entre paréntesis, dos puntos, título en letra cursiva, punto, lugar de edición, dos puntos, editorial, punto. Por ejemplo:

Arendt, H. (2005): La condición humana. Buenos Aires: Paidós.

- Si hay más de un autor deben indicarse todos. La inicial del nombre de pila del último autor debe anteceder al apellido. Por ejemplo:

Contursi, M. E. y F. Ferro (2000): La narración. Usos y teorías. Buenos Aires: Norma.

- Si el autor es un organismo o institución, para evitar la repetición, la referencia se señala al final con la palabra "autor". Por ejemplo:

Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo - INADI (2008): El disciplinamiento social de la sexualidad. Informe Federal sobre discriminación en los Códigos de Faltas y Contravencionales. Buenos Aires: Autor.

- Si una obra no ha sido publicada pero se conoce su pronta publicación, se escribe en lugar de la fecha la expresión "(en prensa)". Por ejemplo:

Rodríguez Rojo, M. (coord.) (en prensa): Actas del Simposio Internacional sobre Teoría Crítica e Investigación/Acción. Valladolid: Universidad de Valladolid.

b) Artículos de revistas y capítulos de libros
En este caso, lo que va en letra cursiva es el nombre de la revista o del libro. El título del artículo o capítulo debe ir entre comillas. En el caso de los artículos, se debe especificar el volumen de la revista y las páginas que ocupa el artículo separadas por un guión. Por ejemplo:

Lejeune, Ph. (1991): “El pacto autobiográfico”. Anthropos, 29, 47-62.
En el caso de los capítulos no se consignan las páginas que ocupa el capítulo, pero sí se debe aclarar si el autor del libro no es el mismo que el del capítulo y agregar al final el número del capítulo correspondiente. Por ejemplo:
Samaja, J. (1994): “El método dialéctico”. Introducción a la epistemología dialéctica. Buenos Aires: Ariel. Cap. 13.
Fairclough, N. (1998): “Propuestas para un nuevo programa de investigación del Análisis Crítico del discurso”. En Rojo L. M. y R. Whittaker (eds.): Poder-decir o el poder de los discursos. Madrid: Arrecife. Cap. 1.
c) Ponencias publicadas en actas o memorias de encuentros científicos
El título de la ponencia debe ir entre comillas, mientras que el nombre de las actas o memorias en la que fue publicada va en letra cursiva. Se deberá aclarar entre paréntesis el tipo de publicación, en el caso de que se trate de publicaciones en CD o en línea. En este último caso, deberá incluirse la dirección electrónica en la que está disponible el trabajo. Por ejemplo:
Claps, L. (2007): “Representaciones y discursos sobre la violencia presentes en la sociedad civil organizada: los casos de COFAVI y Madres del Dolor”. En Actas de las XI Jornadas Nacionales de Investigadores en Comunicación, “Tramas de la comunicación en América Latina Contemporánea. Tensiones sociales, políticas y económicas”. Mendoza: Universidad Nacional de Mendoza (publicación en CD/disponible en línea en url).
d) Fuentes de Internet
Se debe mencionar el autor, título entre comillas, dirección Web, día, mes y año en que se efectuó la consulta. En caso de ser una revista debe utilizarse el citado equivalente a los artículos, agregando la dirección web.
e) Publicaciones del mismo autor del texto enviado para su evaluación
Para que la evaluación cumpla con el requisito de ser anónima, se debe reemplazar el apellido y nombre del autor por la palabra “Autor” en el caso de los textos citados que sean de autoría del autor del artículo enviado para su evaluación, tanto en la bibliografía como en las citas en el cuerpo del texto. Por ejemplo:
(Autor, 2006: 23)
Autor (2006): “Las fuentes de Internet”. La red de redes, 23, 34-45.
f) Orden
Las referencias bibliográficas deben presentarse ordenadas alfabéticamente por el nombre del autor, o primer autor en caso de que sean varios.
- Si un autor tiene varias obras se ordenarán por orden de aparición.
- Si de un mismo autor existen varias referencias de un mismo año se especificarán los años seguidos de un orden alfabético. Por ejemplo:

Freire, Paulo (1978a): Pedagogía del oprimido. Madrid: Siglo XXI.
Freire, Paulo (1978b): Pedagogía y acción liberadora. Madrid: Zero.

Envío de los artículos
Por correo electrónico a la dirección de la Revista: revistasinecdoque@gmail.com